viernes, 5 de julio de 2013

EL ATAQUE DEL CLAXON


Claxon: ing. Bocina de un vehículo automóvil.

Emergencia: Situación fuera de control.


Inicialmente, sus creadores adicionaron al automóvil el claxon o bocina, con la intención de que se usara como método de aviso advirtiendo un caso de emergencia para así evitar un accidente o evitar mayores consecuencias de haberse ya producido.

En todos los países alrededor del mundo existen autos con estos elementos que son usados precisamente para lo que fueron creados, pero lamentablemente solo en países escasos de cultura como el nuestro, se mal emplean no para las emergencias si no para molestar a los que están delante de nuestro auto o por el simple hecho de tocarlos por tocarlos.
 



¿Sabía usted que?
  · Un ruido de 70 dB produce efectos psicológicos negativos para las tareas de concentración.

· Un ruido que supera de 80 dB a 90 dB puede causar un fuerte cuadro de estrés.  

· Un ruido que está entre 100 dB y 110 dB son los ubicados en el “umbral tóxico”, y son estos los que pueden ocasionar lesiones a mediano plazo en el oído medio.

Se ha establecido que la contaminación sonora en nuestra ciudad ocasionada por los indeseables claxon supera ampliamente la cantidad máxima de vibraciones por segundo requeridas y aceptadas por el oído humano que es de tan solo 60 dB llegando a ligas mayores con 120 dB, es así que se registran en el denominado “umbral del dolor” provocando sensación de dolor.

Este bien denominado “ataque” hasta hace unos años se podía decir que estaba en manos de microbuseros y taxistas prepotentes e irrespetuosos que no medían sus actos, a los cuales no les importaba ni una pisca el interés ajeno y lo único que buscaban era pelearse a los pasajeros y ganar a sus competidores como si se tratara de una pista de carrera; pero en los últimos años, cada vez más y más esta invasión extra sonora ha ido incluyendo a cada vez más conductores, ya todos se han contagiado de esta miseria contaminante, casi un 95% de los conductores han caído en las garras destructoras del claxon. ¿Quién no ha perdido los papeles tocando desmesuradamente el Claxon?.

¿Qué es lo que ha sucedido entonces?

Seguramente, la Sra. Frieda Holler opinaría que es una falta de modales o de etiqueta vehicular; pero lo cierto es que tenemos una gran carencia de valores, en donde el respeto por las personas no existe, no convive con nosotros, no habita, no es compatible con nuestra sociedad, en su lugar reina el caos, la desesperación y la frustración.

¿Cómo protegernos entonces de este ataque?

La respuesta es simple, cambiando esta sociedad enferma en la que habitamos. Parece drástico pero es así y lo primero que debemos es aceptarlo para luego poder remediarlo.

¿Cuál es la medicina?

 La educación: la mejor forma de educar es con el ejemplo.

Como diría Albert Einstein "Educar con el ejemplo no es la principal forma, es la única".

Ser coherentes, consecuentes y racionales con nuestros principios y la forma como los transmitimos es fundamental para dejar huella en nuestra sociedad, sobre los niños que son como dice la tan trillada frase pero cierta “son el futuro del país”. El ejemplo que damos con nuestro comportamiento, nuestras palabras y actitudes, nuestra forma de ver la vida tiene toda la influencia que podamos darles para ser buenos y mejores ciudadanos. De nada serviría que mientras llevamos a nuestros hijos al colegio cinco minutos tarde, empezamos a perder la paciencia y a desquitarnos irrespetuosamente con el claxon sin medir ni importar las consecuencias que ocasionamos a las otras personas, o que si nuestro hijo contesta una llamada por teléfono que no queremos recibir y le decimos en voz baja dile que no estoy.

Si queremos cambiar las cosas que no están bien y que no nos gustan, no hay mejor forma que por medio de la educación.

Enseñar con el ejemplo

No es nada raro, un día salir de casa esperar en una esquina el cambio de ámbar a verde para cruzar y que los desesperados e intolerantes conductores empiecen a tocar y tocar el claxon desesperadamente sin necesidad, aun cuando estuviese en verde y por alguna demora un segundo en pasar, no es motivo para mantener presionado el claxon. Que logra, simple, desesperarse, enojarse, aturdirse, que lo insulten, que malogre su hígado y como consecuencia final que tenga un mal día.

Seamos conscientes, no usemos el claxon sin necesidad, aunque nos desquitemos con el claxon, no cambiaran las cosas, no llegaremos temprano, no solucionaremos nuestros problemas, no conseguiremos amistarnos con la esposa. Antes de caer en la tentación, recuerde relajarse tener paciencia –santa virtud de pocos- para llegar a su destino.

p/ en buena onda


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